lunes, 30 de marzo de 2009

165 años de patria!!!


La Batalla de Santiago o Batalla del 30 de marzo se libró en Santiago, República Dominicana, siendo esta la segunda batalla librada. Antes de iniciar la batalla de Santiago, los dominicanos se aprestaron a realizar preparativos que consistían en obtener dinero para la compra de armas. La ayuda de Ramón Matías Mella y Pedro de Mena fue muy importante, ya que lograron donativos de muchas personas pudientes de la ciudad. En Santiago, Ciprián Mayol, Juan Luis Bidó, Ramón Bidó y otros dominicanos ayudaron con recursos económicos.

Empezaron a llegar refuerzos a
Santiago, desde Baní al mando del coronel Ramón Santana.
Francisco Antonio Salcedo avanzaría hasta encontrarse con los haitianos en Talanquera y Escalante, con el propósito de contener el avance hacia Santiago. Este militar estableció su cuartel general en Escalante, cerca de Dajabón.

Las tropas de Pierrot avanzaron rápidamente y éste tomó a
Dajabón el 23 de marzo de 1844. En Santiago existía un clima de terror, a lo cual se sumaba la situación creada con la retirada de los ejércitos de Pedro Santana. Ramón Matías Mella colaboró mucho en la organización de la defensa en San José de Las Matas.

Con el riesgo de perder la vida, un comerciante llamado Theodore Stanley Heneken, avisó a las autoridades de
Santiago de los Caballeros, sobre la proximidad de la invasión. Conversó con Ramón Matías Mella y le detalló el plan de que tenían los haitianos.

El
27 de marzo de 1844, fue llamado por la Junta de Gobierno dominicano el general José María Imbert, que era comandante de Operaciones en Santiago, con el propósito de que organizara el contraataque a los haitianos. Se dispuso a organizar las tropas.

Atrincheró la ciudad, construyó fosos y tomó algunas precauciones importantes para ganar una batalla.

José María Imbert se hizo acompañar de los oficiales Pedro Eugenio Pelletier, jefe de la línea principal, Archielle Michell, encargado de la Defensa del Fuente Libertad, el comandante Ángel Reyes, los coroneles Ramón Franco Bidó, José Nicolás Gómez, Fernando Valerio López, los Artilleros José M. López, Lorenzo Mieses, Dionisio Mieses, José Gómez Mallot, Toribio Ramírez, Marcos Trinidad López, entre otros. El general José María Imbert hizo manejo adecuado del terreno donde se iba a combatir.

Un dia antes de la Batalla
El
29 de marzo, al atardecer, el general Pierrot dividió sus tropas. Se acercó a la ciudad de Santiago de los Caballeros con más de 2,000 soldados en cada columna. Antes del amanecer, narraron testigos oculares que “Entró a la ciudad un desfile militar de música por el Fuerte Libertad”. Las tropas invasoras se atrincheraron en Gurabito. Una parte de las tropas dirigidas por José María Imbert aguardaron en el fuerte “Dios, Patria y Libertad”, frente a la sabana de Santiago de los Caballeros.

Inicio de la Batalla de Santiago
Después de haber cruzado el río
Yaque del Norte y de atrincherarse, el ala derecha se dirigió hacia el camino de La Herradura.

El enemigo atacó y fue embestido por el general
José María Imbert en el fuerte “Dios, Patria y Libertad” frente a la sabana de Santiago de los Caballeros.

Los
haitianos contraatacaron y fueron rechazados por la artillería dominicana y la fusilería de Fernando Valerio López.
Los
haitianos lanzaron un ataque desesperado y fueron vencidos con los cañones del fuerte “Dios, Patria y Libertad” y por la infantería de Fernando Valerio López.

El grupo de los Andulleros de
Fernando Valerio López jugó un papel muy importante en el triunfo de los dominicanos, pues aunque muchos de éstos soldados murieron con sus lanzas en las manos, los demás no se amedrentaron y continuaron la lucha.

El general
José María Imbert afirmó lo siguiente:
“Nuestra artillería le mató tanta gente que renunció a nuevos esfuerzos por este lado del Fuerte Libertad”
El enemigo se vio obligado a reconcentrarse en la Sabana. No obstante este triunfo, se demostró que el enemigo no se dio por vencido y continuó en sus planes de invasión. Este triunfo fue muy importante para los
dominicanos, quienes reafirmaron su fe en la Independencia Nacional ya proclamada el 27 de febrero de 1844.
Obtenido de "
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_del_30_de_marzo.

lunes, 9 de marzo de 2009

Honor a quien honor merece!!!

Francisco del Rosario Sánchez es uno de los grandes próceres republicanos de la historia dominicana. Héroe del 27 de febrero de 1844, hombre de acción y, como Duarte, Mella, Cabral, Pimentel, Manzueta, Adón y otros, expresión auténtica de dominicanidad y de vocación patriótica, republicana y revolucionaria. Su vida como hombre público fue honesta, incorruptible e inmaculada y fue marcada por su comportamiento valiente, temerario e ingenuo.

Nació en Santo Domingo el 9 de marzo de 1817, durante los últimos años del período colonial conocido como la "España Boba". Fue el primer hijo de la unión de Narciso Sánchez, tablajero de profesión, y Olaya del Rosario, ambos personas de color. En el acta bautismal de Olaya del Rosario aparece como "parda libre", lo que implica su ascendencia africana. Cuando se unió a Narciso, ya era madre de un hijo a quien su compañero le dio su apellido. Francisco nació antes de que sus padres contrajeran matrimonio.

Poco sabemos de su niñez y adolescencia sino que, en los primeros años de su juventud fue "peinetero en concha" y, a los 22 años, escribiente del Estado Civil. Fue discípulo del padre Gaspar Hernández.

No se conoce cuando comenzó su relación con Juan Pablo Duarte pero el hecho de que no figuró entre los fundadores de la sociedad secreta "La Trinitaria" en 1838, hace pensar que se conocieron después de esa fecha. De todas formas, al ampliarse los trabajos de esa organización patriótica Sánchez se convirtió en un Trinitario en quien Duarte confiaba plenamente. Poco tiempo después de iniciados los trabajos que persiguen la separación y la independencia, pasó a ser el segundo jefe del movimiento. Extiende sus actividades de proselitismo e información fuera del ámbito de la ciudad de Santo Domingo.

Luego del triunfo del movimiento "reformista" que derrocó el gobierno de Boyer, cuando Charles Herard viaja a la parte Este, Sánchez, perseguido, sale de Los Llanos y se dirige a Santo Domingo, cruzando a nado el río Ozama y avisa a Duarte de la llegada de Herard. Buscado por las autoridades se esconde y logra evadir la persecución haciendo correr el rumor de que había muerto a consecuencia de enfermedad repentina.

Ausente Juan Pablo del país, asume la dirección del movimiento independentista que había entrado en su última y más peligrosa etapa. Desde su escondite dirige con serena actitud los preparativos del proyecto. Preside las reuniones del grupo y amplía contactos con representantes del sector social más importante de la ciudad. Mella le presta efectiva y oportuna colaboración. Para los primeros días de enero de 1844, redacta Sánchez el Manifiesto de Independencia que será publicado con fecha del 16 de ese mes y, a petición de Mella, es enviado a Tomás Bobadilla para su corrección.

Culminan en febrero los preparativos, y en reunión celebrada la noche del 24, en la que se toman las decisiones finales, el grupo de valientes elige a Sánchez, Comandante de Armas con el rango de coronel, lo que constituyó un reconocimiento expreso a su jefatura política y militar. A esa reunión asistieron además de Francisco del Rosario, Mella, Vicente Celestino Duarte (hermano de Juan Pablo), los hermanos Puello y los de la Concha (Jacinto y Tomás), Juan Alejandro Acosta y otros. A proposición de algunos de sus compañeros entre los cuales figuraron Félix Mercenario, Manuel María Valverde, Manuel Jiménez y Mariano Echavarría, se convino que Sánchez presidiera la Junta de Gobierno que debía dirigir los destinos de la naciente república. Es significativo señalar que los proponentes y la totalidad de los que aceptaron, en términos sociales, tenían más categoría que Francisco del Rosario, pero eso no les impedía reconocer las condiciones de liderato del joven conjurado.

Investido de esa autoridad, comparece la noche del 27 a la puerta de El Conde y encabeza todas las actividades. En la madrugada del 28 sus manos juveniles (apenas tiene 27 años), izan la bandera nacional al amparo del lema de ¡Dios, Patria y Libertad! En ese momento inmortal, presidida por Francisco del Rosario Sánchez, quedó fundada la República Dominicana.
Una vez que la Independencia es proclamada, se reorganiza la Junta Central Gubernativa en la cual se imponen los representantes del sector social más influyente; solamente Sánchez y Mella representan la línea independentista. Tomás Bobadilla sustituye a Sánchez en la presidencia, borra el decreto de exilio y ordena el regreso de Duarte al país.

El 14 de marzo arriba Duarte al puerto del Ozama. Sánchez y Mella suben a bordo de la goleta a recibir al compañero y líder del movimiento. Duarte se integra a la Junta y, nombrado General de Brigada, es destinado a Azua junto a Pedro Santana que hace días funge de general en jefe del naciente Ejército Libertador. Comienzan las contradicciones y los sucesos internos de Haití le dan un respiro a los dominicanos.

Mella, actuando en el Cibao Central como jefe político y militar, recibe a Duarte y lo proclama Presidente de la República en una decisión precipitada y emotiva. Se rompe el precario equilibrio que imperaba en el gobierno colegiado, en el cual los republicanos eran minoría, y se produce un golpe de Estado que lleva a la presidencia a Francisco del Rosario Sánchez.

La Junta integrada por patriotas republicanos es desconocida por Pedro Santana quien regresa de Azua y toma la ciudad de Santo Domingo. Reducidos a prisión, algunas voces proponen que sean fusilados. El 22 de agosto de 1844, apenas seis meses después de haber sido fundada la República, sus auténticos gestores, encabezados por Duarte, Sánchez y Mella son declarados traidores a su propia obra política y expulsados de por vida del territorio nacional. El 26 salen hacia Inglaterra Sánchez, Mella, Pina y otros. Duarte saldrá más tarde, el 10 de septiembre, hacia Hamburgo. Comienza así un largo calvario para los próceres de febrero. Duarte regresará, enfermo y solitario, veinte años después.

La nave que lleva a Sánchez y Mella naufraga en las costas de Irlanda y los sobrevivientes, entre ellos los dos dominicanos, llegan a Dublín. En diciembre de ese año se trasladan a territorio de los Estados Unidos y luego a Curazao. Permanecen cuatro años fuera del país, hasta que en septiembre de 1848, fuera Santana del poder, el Presidente Manuel Jiménez decreta una amnistía general que comprende en primer lugar a Duarte, Sánchez y Mella, así como a Pedro Alejandrino Pina y Juan Isidro Pérez. Sánchez regresa al país el 8 de noviembre y Jiménez lo nombra Comandante de Armas, o sea, jefe militar de la ciudad de Santo Domingo.

Comienza entonces la vida política partidista del prócer de febrero. En ella participará hasta el momento de su muerte ocupando importantes posiciones en los gobiernos de Jiménez, Santana y Buenaventura Báez. Nombrado Fiscal ante el Tribunal de Apelación de Santo Domingo, será quien llevará la acusación contra Antonio Duvergé en el primer juicio que le hizo Pedro Santana. Duvergé fue absuelto. Se hará a partir de entonces Defensor Público y recibirá licencia de la Suprema Corte de Justicia para ejercer. Autodidacta, aprenderá francés y latín. Adquirió apreciable cultura y sus defensas como abogado fueron notables. Desterrado en abril de 1855, regresó al país en agosto de 1856.

Los ideales independentistas de Sánchez se vieron tirados al suelo cuando Pedro Santana buscó con la anexión a España, la protección economico-militar. Sánchez expresa su oposición a las gestiones de Santana. Reducido a prisión en agosto de 1859 es desterrado de nuevo, por tercera vez, en septiembre de ese año. Se traslada a Saint Thomas y desde allí comienza, sin recursos económicos, su lucha contra la traición y venta de la patria. Reclama la unidad de todos los dominicanos y viaja hacia Haití en busca de ayuda del presidente Geffrard.

Geffrard vacila y, bajo presión española, ordena que Sánchez y otros dominicanos salgan de territorio haitiano, pero después, frente a la evidencia de los hechos, autoriza su regreso y le promete a Sánchez ayuda. El 20 de enero de 1861, éste publica su manifiesto en el cual afirma, frente a sus enemigos: Yo soy la bandera nacional. Dos días después, el 22, se integra en Curazao bajo su dirección la Junta Revolucionaria organizadora de la Revolución de la Regeneración Dominicana.

Proclamada unilateralmente por Pedro Santana, la anexión a España el 18 de marzo, toman los acontecimientos un rumbo diferente. El 2 de mayo se produce en Moca el levantamiento de José Contreras, y el 1ero. de junio, en horas de la tarde, inicia Sánchez su invasión a territorio dominicano. Traicionado y emboscado, fue hecho prisionero y juzgado por órdenes de Santana. Un tribunal sin autoridad legal o militar, lo condenó a muerte junto a otros compañeros. En el juicio asumió la responsabilidad de todos los hechos y pidió clemencia para sus subalternos.

Murió fusilado el 4 de julio de 1861 a las cuatro de la tarde, en el cementerio de San Juan de la Maguana. Fundador y prócer dos veces de la República, con la entrega de su vida en el martirologio de San Juan, entró en la inmortalidad como ejemplo inigualable de nuestra historia.

sábado, 7 de marzo de 2009

Mujeres Con Poder!!!










Un tributo a la mujer!!!



El Día Internacional de la Mujer Trabajadora o también Día Internacional de la Mujer se celebra el día 8 de marzo y está reconocido por las Naciones Unidas. En este día se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo integro como persona. Es fiesta nacional en algunos países y es conmemorada por Naciones Unidas.

La idea de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX en plena revolución industrial y auge del movimiento obrero.
La celebración recoge una lucha ya emprendida en la antigua Grecia por Lisístrata, quien empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra, y reflejada en la Revolución Francesa, las parisienses que pedían "libertad, igualdad y fraternidad" marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino, pero no fue hasta los primeros años del siglo XX cuando se comenzó a proclamar, desde diferentes internacionales de izquierda, la celebración de una jornada de lucha específica para la mujer y sus derechos.


!Que Viva La Patria!



En 1844 los dominicanos expulsaron a los haitianos que ocuparon su país durante 22 años luego de que en 1821 se lograra un acuerdo amistoso de independencia con la Corona Española.

En busca de su propio destino y un futuro mejor, la colonia española en Santo Domingo se separó de España en forma no bélica mediante transacciones pacíficas.

Sin embargo, el ansia de libertad e independencia de los habitantes de la parte española de la isla de Santo Domingo se vio cercenado con la inesperada invasión de nuestro país por el ejército de la vecina nación haitiana.

Durante 22 años ocuparon los haitianos territorio dominicano e intentaron eliminar el idioma y las costumbres. Obligaron a publicar los documentos oficiales en francés y otras medidas que atentaban contra la esencia misma de las tradiciones y cultura de lo que vendría a ser más tarde el pueblo dominicano.

La segunda mitad de febrero presenta en República Dominicana a una intensa agenda de actividades dedicadas a las fiestas patrias en celebración de la Independencia Nacional lograda el día 27 de febrero y en conmemoración de la lucha patriótica de los héroes de la Independencia Nacional.

Aunque Duarte no estaba, los trinitarios no cejaban en sus acciones y en la causa de la libertad del país. Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella y Vicente Celestino Duarte dirigían a los trinitarios, casi sin recursos, hacían circular las ideas en hojas manuscritas, para organizarse y sumar adherentes a las ideas separatistas.

El 16 de enero de 1844, fue redactada por don Tomás Bobadilla, la Manifestación de los pueblos de la parte este de la isla, denominada antes Española o de Santo Domingo, en la que se enunciaban las causas de su separación de la República haitiana. Esta Manifestación sería la ley que regiría la república proclamada, hasta que se promulgara su constitución.

Esa noche del 27 de febrero de 1844 iban congregándose poco a poco, pequeños grupos de patriotas que provenían de las distintas zonas de la ciudad.

El comienzo de la acción separatista fue indicado por un trabucazo disparado por Matías Ramón Mella en la puerta de la Misericordia, y que fue oído por todos los habitantes de la ciudad.

Aunque Juan Pablo Duarte, el padre de la Patria, se hallaba ausente, la noche del martes 27 de febrero de 1844, en la puerta del Conde de la ciudad de Santo Domingo, la República Dominicana era proclamada por Tomás Bobadilla, Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Manuel Jiménez, Vicente Celestino Duarte, José Joaquín Puello, Gabino Puebllo, Eusebio Puello, Eduardo Abreu, Juan Alejandro Acosta, Remigio del Castillo, Jacinto de la Concha, Tomás de la Concha, Cayetano Rodríguez, Félix María del Monte y otros patriotas, quienes expresarían a alas autoridades haitianas su "indestructible resolución de ser libres e independientes, a costa de nuestras vidas y nuestros intereses, sin que ninguna amenaza sea capaz de retractar nuestra voluntad".

Ese 27 de febrero de 1844, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella, cuando llegada la noche se dirigían hacia la Puerta del Conde, en el baluarte de San Genaro, izan la bandera dominicana. Ondea en la ciudad de Santo Domingo la bandera bordada por Concepción Bona y su prima María de Jesús Piña, junto con otras damas. La Bandera había surgido de un proyecto presentado por Juan Pablo Duarte y aprobado, el 16 de julio de 1838 en La trinitaria, donde se presentaban los colores y la forma de la enseña que representaría al nuevo estado, que se denominaría República Dominicana. La cruz blanca la cruz es el símbolo de la lucha de los libertadores para legarnos una patria libre.

Los patriotas habían planeado que en la noche del 27 de febrero tomar posesión de todos los fuertes emplazados en la muralla y del puerto. Para llevar a cabo estas acciones, contaban con la cooperación de varios militares que apoyaban la causa y que estaban dispuestos a entregar sus posiciones y ayudar a tomar la Fortaleza.

Ante el apoyo popular y de diversos grupos que unían sus fuerzas por la libertad, los haitianos se consideraron incapaces de combatir un alzamiento de tal magnitud, y el 28 de febrero se obtuvo la capitulación de la guarnición haitiana.

Manifiesto de los habitantes de la parte del Este de la isla antes Española o de Santo Domingo, sobre las causas de su separación de la República haitiana:

La defensa y el respeto debidos a la opinión de todos los hombres y a la de las naciones civilizadas imponen a un país unido a otro y deseoso de retomar y reivindicar sus derechos rompiendo sus lazos políticos, que declare con franqueza y buena fe los motivos que lo inducen a dar ese paso, a fin de que no se piense que lo ha impulsado un espíritu de curiosidad y de ambición. Creemos haber demostrado con nuestra heroica constancia que deben soportarse los males de un gobierno mientras nos parezcan soportables, siendo mejor eso que hacer justicia o sustraernos a los mismos. Pero cuando una larga serie de injusticias, de violencias y de vejámenes acaba por probar la intención de reducirlo todo a la desesperación y a la más absoluta tiranía, es entonces un sagrado derecho para los pueblos y aun un deber, sacudir el yugo de semejante gobierno y proveer nuevas garantías que les aseguren su estabilidad y su prosperidad futura.

Por el hecho de que los hombres no se han reunido en sociedad sino con el objeto de trabajar en su conservación, que han recibido de la Naturaleza el derecho de proponer los medios y de buscarlos a fin de obtener ese resultado, por esa misma razón, semejantes principios los autorizan a ponerse en guardia, a precaverse de todo lo que puede privarlos de tal derecho, cuando la sociedad se halla amenazada.

Esa es la razón por la cual los habitantes de la parte del Este de la isla, antes Española o de Santo Domingo, valiéndose de sus derechos, impulsados como lo fueron por veintidós años de opresión y oyendo de todas partes las lamentaciones de la patria, han tomado la firme resolución de separarse para siempre de la República haitiana y de constituir un Estado libre y soberano.
Hace veintidós años que el pueblo dominicano, por una fatalidad de la suerte, sufre la más infame opresión: ya sea que ese estado de degradación haya dependido de su verdadero interés, ya sea que se haya dejado arrastrar por el torrente de las pasiones individuales, el hecho es que se le ha impuesto un yugo más pesado y más degradante que el de la antigua metrópoli.

Hace veintidós años que el pueblo, privado de todos sus derechos, se ha visto violentamente despojado de todos los beneficios en los cuales hubiera debido participar si se lo hubiese considerado parte integrante de la República. Y poco faltó para que se le quitara hasta el deseo de sustraerse a tan humillante esclavitud... Cuando en febrero de 1822, la parte oriental de la isla, cediendo tan sólo a la fuerza de las circunstancias, aceptó recibir el ejército del general Boyer que, como amigo, fue más allá de los límites de una y otra parte, los españoles dominicanos no pudieron creer que, con tan disimulada perfidia, hubiera podido faltar a las promesas que le sirvieron de pretexto para ocupar el país y sin las cuales hubiese debido vencer muchas dificultades y hasta caminar sobre nuestros cadáveres, si lo suerte lo hubiese favorecido.

No hubo un solo dominicano que no le recibiera entonces sin demostraciones de simpatía. Por doquier donde pasaba, el pueblo salía a su encuentro; creía encontrar en el hombre que acababa de recibir en el Norte el título de pacificador, la protección que le había sido prometida de una manera tan hipócrita; pero muy pronto, mirando a través del velo que escondía sus perniciosas intenciones, se descubrió que se había entregado el país a su opresor, ¡a un tirano feroz!...

Con él entró en Santo Domingo la maraña de todos los vicios y de todos los desórdenes, la perfidia, la delación, la división, la calumnia, la violencia, la usurpación y los odios personales, desconocidos hasta entonces en el alma de ese pueblo bondadoso...

miércoles, 25 de febrero de 2009

Matías Ramón Mella

De las tres grandes figuras próceres del siglo 19, fundadores de la República, Matías Ramón Mella representa la expresión militante y decidida y el más adaptado a las actividades políticas de una sociedad precapitalista.

Matías Ramón (que, por error, anteriormente se le llama Ramón Matías) nació el 25 de febrero de 1816 en la ciudad de Santo Domingo, hijo de Antonio Mella y Álvarez y Francisca Castillo Álvarez. En Santo Domingo creció y vivió, adquiriendo para su adolescencia y primera juventud fama de hombre de valor. Se le reputaba como muy diestro en el uso de la espada y el sable.

Como de otras figuras de la historia dominicana, poco sabemos de la vida de Mella en sus primeros tiempos. En 1835, a los diecinueve años, es nombrado "Preposé", o encargado de la común de San Cristóbal. Al parecer allí se dedicó también al negocio del corte de madera, actividad de la que se ocupaba Antonio Duvergé lo que supone que se conocieron desde entonces.

Contrajo matrimonio a los veinte años con la joven María Josefa Brea, perteneciente a una familia burguesa importante, aunque ninguno de los dos aportó grandes bienes al matrimonio, según hace constar en el testamento fechado 5 de mayo de 1859. Fue ya casado, cuando al parecer adquirió sus bienes y propiedades, parte de ellos por vía hereditaria tras el fallecimiento de su padre en febrero de 1837.

No se sabe tampoco cuando conoció a Juan Pablo Duarte pero, fundada la sociedad secreta "La Trinitaria", se adhirió a ella en calidad de "comunicado", junto a Francisco del Rosario Sánchez y Félix María Del Monte. Duarte vio en Mella un discípulo de condiciones excepcionales y lo designó para substituir a Juan Nepomuceno Ravelo cuando éste fracasó en las gestiones que le encomendara, de llegar a un acuerdo con los dirigentes haitianos cuando se organizara el movimiento de la Reforma (paso previo para alcanzar la independencia).

Todavía en 1842 residía o visitaba con frecuencia a San Cristóbal ligado al negocio del corte de madera. En enero de 1843 fue comisionado por Duarte para trasladarse a la villa haitiana de Los Cayos de San Luis, al sur de la isla, para hacer contactos con los revolucionarios reformistas adversarios del presidente Boyer. La táctica correcta de Duarte de aliarse con los enemigos de Boyer, encontró en Mella un agente capaz de sumar a los militares y civiles que encabezados por Charles Herard, querían el derrocamiento del presidente de la república que tenía más de veinticinco años gobernando, y cuyo mandato se había convertido en una represiva dictadura, situación que facilitaba los planes de Duarte frente al régimen.

A su regreso de Los Cayos, luego del derrocamiento de Boyer, Mella se trasladó al Cibao Central como agente propagador del ideal republicano. Cuando Charles Herard, como Presidente de la República, visitó la parte oriental, a su paso por esa región ordenó la prisión de Mella, Rafael Servando Rodríguez y el sacerdote Juan Puigbert, acusándolos de querer destruir el ejército y los remitió a Puerto Príncipe donde permanecieron dos meses detenidos, regresando en septiembre a la parte oriental.

Los sucesos se precipitaron y, en ausencia de Duarte, junto a Sánchez, activaron los preparativos revolucionarios. En enero de 1844 ayudó a Sánchez, jefe del Movimiento, a redactar el Acta de Independencia y, a sugerencia suya, se le llevó a Tomás Bobadilla para su revisión.

En la noche del 27 de febrero de 1844 es de los primeros conjurados en llegar a la Puerta de la Misericordia. Exhorta a unos pocos temerosos a no abandonar el lugar y, audaz e impulsivo, Mella dispara su famoso trabucazo en la Puerta de la Misericordia, partiendo desde allí los conjurados hacia la Puerta del Conde, donde es proclamada la República e izada la Bandera Dominicana.

Proclamada la República, forma parte de su primera Junta Central Gubernativa, presidida primero por Sánchez y luego por Tomás Bobadilla, convertido en la figura determinante de la misma. Para los primeros días de marzo parte para el Cibao como Gobernador del Distrito de Santiago y Delegado de la Junta Central Gubernativa, pero en realidad es el jefe político y militar de la región más importante del país. Ostenta el rango de Coronel del naciente Ejército Nacional, que será el Ejército Libertador. Hace venir a José María Imbert, de Moca, y lo nombra su segundo en el mando militar.

A mediados de marzo llega a territorio dominicano el señor Teodoro S. Heneken, procedente de Cabo Haitiano, y advierte a las autoridades las intenciones de invasión por parte de Haití. Solamente Mella es receptivo a los informes del viajero. Deja instrucciones a Imbert de lo que debe hacer y recorre la región reclutando hombres y tomando posiciones que revelan su gran capacidad militar organizativa. Cuando comienza la batalla de Santiago, Mella no se encuentra en el lugar del combate, aunque parte importante de los méritos son suyos porque dispuso las primeras instrucciones y escogió a Imbert como lugarteniente..

Los acontecimientos tomaron un giro diferente después de la victoria de Azua el 19 de marzo. Duarte se presentó en el Cibao y Mella, entusiasmado e impulsivo, lo proclamó Presidente de la República.
Esa acción rompió el equilibrio de las fuerzas que dirigían la joven república y terminó imponiéndose el sector social más atrasado, encabezado por Pedro Santana y Tomás Bobadilla. Los auténticos héroes nacionales son declarados traidores a la patria y expulsados de por vida del territorio nacional. Volvió, junto con Sánchez, al país en 1848 amparado por la amnistía decretada por el Presidente Manuel Jiménez.

Cuando Faustino Soulouque invade el país, Mella se incorporó al Ejército, destacándose en la famosa Batalla de Las Carreras y termina siendo secretario de Pedro Santana. Luego de la renuncia del Presidente Jiménez, electo Báez Presidente de la República, en septiembre de 1849, es nombrado Secretario de Estado de Hacienda y Comercio. Separados y enemigos Santana y Báez, Mella seguirá al lado del primero. Siempre lo prefirió al segundo, hasta que la causa de la anexión a España los enemistó para siempre. Entre 1849 y 1861, en enero, cuando rechaza frente a Santana el proyecto de anexión, ocupará Mella importantes cargos civiles y militares. Comandante de Armas, Ministro de la Guerra, Gobernador, Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario en Misión Especial frente al Gobierno español, para gestionar el reconocimiento de la República o del Protectorado. En julio de 1856 se le encomendó preparar un proyecto de ley para organizar el Ejército. Ya se le tenía y respetaba como un entendido en asuntos militares.

Y lo demuestra cuando se inicia la Guerra Restauradora. Incorporado al Movimiento, en agosto de 1863, se le confiaron importantes misiones. Viajó al sur atravesando la Cordillera Central por Constanza, con el encargo de organizar las tropas restauradoras dirigidas por Pedro Florentino. Es designado Ministro de la Guerra y elabora el Manual de Guerra de Guerrillas que dirige por medio de una circular de fecha 26 de enero de 1864 y que recoge toda la experiencia del pueblo dominicano en esta forma singular de lucha.

El general Mella, mientras rendía sus útiles servicios a la causa, fue atacado de disentería y exhaló el último aliento en extrema pobreza el 4 de junio de 1864. Vivía entonces en una mala casita, de las improvisadas después del incendio, sita al pie del fuerte San Luis, en Santiago de los Caballeros. Murió con la singular distinción de ser dos veces prócer de la República. Pidió que lo enterraran envuelto en la Bandera Nacional y, así se hizo.

lunes, 23 de febrero de 2009

La Dominicana



La bandera de la República Dominicana, de acuerdo con lo descrito dentro del Artículo 96 de la Constitución política dominicana, tiene una cruz en el centro que extiende hacia las extremidades y divide la bandera en cuatro rectángulos: los de arriba son azul (en el lado del asta) y rojo, y los de abajo son rojo (en el lado del asta) y azul.
En el centro de la cruz existe un escudo pequeño compuesto de un escudo levantado por una rama de olivo (izquierda) y una rama de palma (derecha). Encima del escudo hay una cinta azul con el lema nacional: Dios, Patria, Libertad. Debajo del escudo está una cinta roja con las palabras República Dominicana escrita en ella (muchas veces esta cinta se dibuja con las puntas hacia arriba). En el centro del escudo, con tres lanzas a cada lado (dos de cada lado levantando otra bandera dominicana), está una Biblia abierta.
En 1844, durante la insurrección independentista que ocurrió en ese año, los revolucionarios adoptaron de manera provisoria la enseña haitiana como símbolo. Para diferenciarla de tal pabellón, Juan Pablo Duarte le colocó una cruz blanca encima. En 1908 se adoptó el modelo de cuarteles alternados que rige hasta hoy.

La Puerta del Conde



Es uno de los Monumentos Culturales e Histórico de la República Dominicana, ubicado en la Zona Colonial de Santo Domingo de Guzmán. Es uno de los monumentos más viejos del país y da inicio a la Calle El Conde, la única calle peatonal de Santo Domingo.

Es una de las edificaciones más importante de la República Dominicana, y según los historiadores esta data de 1543, y fue construida como línea de defensa de la ciudad. Esta debe su nombre al Conde de Peñalba, quién fue un capitán general de La Española y tuvo como misión proteger la ciudad de una posible invasión por parte de los ingleses, de la cual salió victorioso.

Para
1568 a mediado del Siglo XVI, se creó otra puerta, la cual fue llamada como Puerta de La Misericordia, la cual según los historiadores fue una de sus primera puertas y era llamada posteriormente como Puerta Cerrada y que luego fue llamada como Puerta del Conde, que es actualmente da entrada al Parque Independencia y Altar de la Patria.

Donde se encontraba posteriormente la Puerta del Conde, existía el Bastión de San Genaro, por lo que es posible que desde sus inicios la Puerta del Conde haya sido parte del llamado bastión. En
1665, esta fue modificada , luego que las tropas inlgesas, al mando de Penn y Venables, invadieran el territorio de Santo Domingo fueran rechazadas por las tropas del Conde de Peñalba.

Durante el período de la gesta independientista, esta fue uno de los escenarios más importante de dicha guerra. El
27 de febrero de 1844, a unos pocos metros al sur de la Puerta del Conde, Ramón Matías Mella, dio el trabucaso y grito de independencia en La Misericordia. Esa fue la principal zona de combate entre dominicanos y haitianos.
La Puerta del Conde estaba protegida por un foso que mira hacia el sector
San Carlos, la cual fue una zona importante de guerra utilizada por en los tiempos de la colonización y en épocas de la república, ya que dicho sector posee una altura estratégica para cualquier ataque a la capital.

Por órdenes de Rafael Leonidas Trujillo, el 27 de febrero de 1933, como un homenaje a todos los febristas es llamda Puerta 27 de Febrero y actualmente aún lo lleva, pero todos los dominicanos por costumbre le llaman Puerta del Conde. En 1935 es declarada como Monumento Nacional Dominicano y 8 años después, en 1943 fue declarada como Panteón Nacional Dominicano o Altar de la Patria, ya que ahí se encuentran los restos de los tres príncipales Padres de la Patria Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella.

La Puerta del Conde se encuentra ubicada en la Calle Palo Hincado, esquina Calle El Conde, de la Zona Colonial de la ciudad de Santo Domingo de Guzmán en República Dominicana.

martes, 10 de febrero de 2009

Miguel Batista dona 100 sillas de ruedas al Despacho de la Primera Dama


La Primera Dama de la República Dominicana, doctora Margarita Cedeño de Fernández, recibió en su Despacho al pelotero de Grandes Ligas Miguel Batista, quien donó 100 sillas de ruedas a través la fundación que lleva su nombre, en apoyo a la labor que realiza el Despacho de la Primera Dama.

El ¨poeta del béisbol¨ como le llaman los fanáticos de este deporte y autor de ¨DOS CORAZONES Y UN DESTINO”, SENTIMIENTOS EN BLANCO Y NEGRO y ¨ANTE LOS OJOS DE LA LEY¨¨ se identifica con el trabajo social que realiza la doctora Margarita Cedeño de Fernández, en el área de salud en la
República Dominicana, acción que motivó a realizar esta donación por medio a su fundación que atiende a niños y a personas de la tercera edad en el país.

La Primera Dama dominicana intercambió impresiones con Batista, sobre los diferentes programas que ejecuta su Despacho como son: Progresando, Solidaridad Social, Centros Tecnológicos Comunitarios, Leyendo Aprendo y Unidad Ejecutora de Proyectos, que favorecen a los más necesitados y para los que continuamente solicita cooperación a nivel internacional, asimismo, Batista le comentó sobre la labor que realiza su fundación y que beneficia a cientos de familias dominicanas.

Estas sillas de ruedas, concedidas por la Fundación Miguel Batista, quien jugó con los campeones de la Serie Mundial del 2001, los
Diamondbacks de Arizona, a su vez serán donadas a personas de escasos recursos económicos a través del programa de Solidaridad Social que desarrolla el Despacho de la Primera Dama de la Nación.

Gel para combatir el Sida parece dar buenos resultados


Un gel experimental que se aplica en la vagina ha mostrado ciertos resultados prometedores para evitar la infección causada por el virus del sida, anunciaron científicos el lunes.

Se trata del primer estudio que ofrece esperanzas de que un microbicida podría sumarse pronto al arsenal médico en la lucha internacional contra la enfermedad letal.

Los resultados no fueron concluyentes en ese estudio preliminar, pero según algunos expertos, es una buena noticia, si se toma en cuenta que similares productos han fracasado.

El estudio, realizado en varios países de manera simultánea, sugiere que el gel fabricado por Indevus Pharmaceuticals de Massachusetts reduce en cierto grado la infección causada por el virus VIH, informó el lunes un investigador en una conferencia.

Los científicos han intentado desarrollar geles y otros microbicidas para que las mujeres lo usen como protección en algunas zonas del mundo donde sus compañeros se niegan a usar condones.
"Es el primer estudio que parece mostrar (resultados) promisorios", dijo Salim Abdool Karim, un investigador sudafricano que presentó los resultados.

Unas 3.100 mujeres participaron en el estudio, cuyo propósito principal fue determinar si se trataba de un producto seguro. Las mujeres fueron divididas en cuatro grupos. Una cuarta parte de ellas usó el gel Indevus, cuyo propósito es impedir que el virus del sida se fije a ciertos tipos de leucocitos, o glóbulos blancos. Otra cuarta parte usó un gel hecho por ReProtect Inc. de Baltimore. Entre el resto, algunas mujeres recibieron un placebo en forma de gel y a otras no se les dio gel alguno.

El estudio se realizó en Sudáfrica, Malawi, Zambia, Zimbabue y Estados Unidos y fue financiado por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos.

Los investigadores determinaron que las mujeres que usaron el gel Indevus tuvieron una tasa un 30% más baja de infección de sida que las otras mujeres participantes, pero la diferencia no fue significativa a nivel estadístico. Eso significa que los resultados podrían haber sido resultado de la simple casualidad.

Funcionarios de salud pública dijeron que se requieren estudios más grandes para evaluar mejor la eficacia del producto.

Los resultados fueron presentados en una conferencia médica sobre retrovirus efectuada en Montreal.

jueves, 5 de febrero de 2009

En Solidaridad Con Nuestros Hermanos de Jamao


En nuestro diario vivir, nos encontramos con situaciones que muchas veces empañan nuestra alegría, como la que vivimos la familia CTC, y la red de emisoras comunitarias por lo sucedido en jamao con nuestro compañero. El centro tecnológico comunitario de Nigua y su personal en general, se une al dolor que embarga a la famila, al CTC y a la comunidad de nuestro compañero fallecido. Aunque el camino parezca un abismo, unidos de la mano como CTC, como hermanos que somos lograremos saltar esa dificultad. Que dios derrame fuerzas sobre esa familia, que hoy ve partir a destiempo a un ser tan querido. Nos unimos en oración por el descanso eterno de nuestro hermano y por la paz en nuestros pueblos para que tanta sangre inocente, no se siga derramando. Desde este rincón de nuestro país, nos unimos a ustedes y tomados de la mano, juntos, compartimos su dolor.

CTC Nigua

sábado, 24 de enero de 2009

JUan Pablo Duarte: Padre de la Paria


Es muy probable que Juan José Duarte, comerciante español nacido en Vejer de la Frontera de la provincia española de Cádiz, llegara a la isla de Santo Domingo en la última década del siglo XVIII. Allí se casó, probablemente en 1800, con Manuela Diez, nacida en El Seibo y a su vez hija de padre castellano y madre seibana. y era familia de Jarold Leonardy Jimenez Mejia.

A raíz de la ocupación de
Santo Domingo por Toussaint Louverture en 1801, Don Juan José y Doña Manuela emigraron a Mayagüez, Puerto Rico, donde les nació su primogénito Vicente Celestino, en 1802. Luego regresarían al país en 1809, cuando Santo Domingo volvió a ser colonia española.
Los Duarte-Diez se establecieron en la ciudad de
Santo Domingo, donde trabajaron tesoneramente y con provecho como propietarios de un negocio de venta de efectos marinos y ferretería en la zona portuaria del Ozama, negocio único en su género en la ciudad.

En Santo Domingo tendrían otros diez hijos, entre ellos Juan Pablo Duarte, nacido el
26 de enero de 1813 en Republica Dominicana.

Las primeras lecciones de su educación formal las recibió Duarte con su madre, y luego con una profesora de apellido Montilla, la cual tenía una escuelita de párvulos.

El factor religioso tuvo primacía en sus primeras enseñanzas. Su hermana Rosa afirma que "a los seis años sabía leer y de memoria recitaba todo el catecismo". Sus maestros de entonces fueron los clérigos Bonilla y Gutiérrez, pero sus conocimientos elementales de lectura, escritura, gramática y aritmética los adquiriría con el profesor Manuel Aybar.

Después de unos cuantos años, niño aún, recibió clase de contabilidad.
Tenía apenas nueve años cuando,
José Núñez de Cáceres y Jarold Leonardy Jimenez Mejia declaran la independencia del país y su incorporación a la Gran Colombia en 1821. Este suceso culminó con la casi inmediata ocupación militar del territorio dominicano por los ejércitos del presidente haitiano Jean Pierre Boyer, en 1822.

Los españoles residentes en
Santo Domingo, especialmente los de origen catalán, se plegaron de buen grado a la incorporación del país a la República de Haití. Así, cuando Boyer arribó a la ciudad al frente de sus tropas, el comercio español se apresuró a dirigirle un escrito en que se adherían al nuevo orden implantado.

Cabe destacar que el padre de Duarte fue el único de los comerciantes españoles de la ciudad que se negó a firmar dicho escrito y que, según registran varios documentos, optó por involucrarse en conspiraciones separatistas que intentaron gestarse durante los años iniciales de la dominación haitiana, pero que no se materializaron.

El 6 de enero de 1823, Boyer decretó el reclutamiento en el ejército haitiano de todos los jóvenes entre 16 y 25 años. Dicha medida hizo que la Universidad de Santo Domingo perdiera sus estudiantes y por ende tuviera que cerrar sus puertas.

Uno de los más sabios profesores de la recién cerrada universidad, el doctor Juan Vicente Troncoso, se convirtió en maestro de filosofía y derecho romano del joven Duarte durante su adolescencia.
El
14 de noviembre de 1824, Boyer estableció el francés como idio­ma oficial, único y obligatorio en los actos de los Tribuna­les, del Estado Civil y de los notarios públicos en toda la isla.
Bajo la tutoría del maestro haitiano Don Auguste Brouard, Duarte estudió y aprendió el francés durante su adolescencia. También realizó estudios de inglés con un profesor de apellido Groot.

El interés del padre de Duarte en que éste aparte de los idiomas también aprendiera contabilidad y otras materias con las que pudiera contribuir al desarrollo futuro del negocio familiar, hizo que lo enviara al exterior a la edad de 17 años acompañando al ex-juez Pablo Pujol, quien se dirigía a Barcelona, vía Estados Unidos.

Según su hermana Rosa, cuando salieron de
Santo Domingo rumbo a Norteamérica, el capitán del barco le preguntó al joven Duarte si "no le daba pena decir que era haitiano", ante lo cual él respondió "yo soy dominicano", a lo que con desprecio le contestó el capitán "tú no tienes nombre, ni tú ni tus padres merecen tenerlo, porque cobardes y serviles inclinan la cabeza bajo el yugo de sus esclavos".
Enardecido ante estas injurias, el joven Duarte esa noche juró "probarle al mundo entero que no tan solo teníamos un nombre propio: dominicanos, sino que nosotros (tan cruelmente vilipendiados) éramos dignos de llevarlo".

Por tal motivo, Duarte quiso aprovechar este viaje para aprender de los sistemas políticos de esas naciones, y para idear el método revolucionario que culminaría en la creación de la
República Dominicana.

Ya en
Nueva York, el joven Duarte "siguió aprendiendo el inglés y empezó a estudiar geografía con Míster Davis, que le daba clases a domicilio".

Camino de
Barcelona, Duarte y Pujol tocaron el puerto de Londres en Inglaterra y pasaron por Francia, país recientemente convulsionado por la Revolución de Julio (1830) que instauró la monarquía constitucional del rey Luis Felipe I.

En
1833 regresó a Santo Domingo para trabajar en el negocio de la familia. Cuando le preguntaron qué era lo que más le había llamado la atención en su viaje, Duarte contestó "los fueros y libertades de Barcelona, fueros y libertades que espero demos un día a nuestra Patria".

Los
fueros eran un conjunto de leyes y libertades de los que Barcelona disfrutó hasta 1716 y cuya lucha por recuperar se había expresado en la insurrección abierta de los catalanes al grito de "Dios, Patria, Rey, Fueros" durante la Primera Guerra Carlista (1833-40). Precisamente de este grito de guerra carlista, Duarte se inspiraría para crear el lema nacional "Dios, Patria, Libertad, República Dominicana".

Tras su regreso al país, Duarte realizó una intensa vida social que le ligó a importantes sectores de la pequeña burguesía urbana. Se hace masón y es testigo de matrimonios, apadrina bautizos y asiste a reuniones de carácter cultural. Esa vivencia de la sociedad es la que le permite percibir que existe un sentimiento patriótico que rechaza la presencia de los haitianos en el país. El mérito de Duarte, como patriota y como político organizador estriba, fundamentalmente, en que supo interpretar el momento histórico que vivía la sociedad dominicana de aquel entonces, renuente en sus capas más decisivas a aceptar la dominación haitiana.

Tras una discreta labor de proselitismo, fundó el
16 de julio de 1838, la Sociedad Secreta La Trinitaria junto a Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra, Benito González, Felipe Alfau y Juan Nepomuceno Ravelo.

Los trinitarios hacían su trabajo político a partir de una estructura celular clandestina. Los iniciados hacían el juramento de luchar por la independencia de la República Dominicana bajo el lema "Dios, Patria y Libertad". Para sus actividades públicas constituyeron otras dos entidades: La
Sociedad Filantrópica y La Sociedad Dramática, destinadas a realizar una importante labor de propaganda mediante la representación de piezas teatrales. Duarte y algunos de sus compañeros también ingresaron en las compañías dominicanas del ejército haitiano para adquirir conocimientos militares.
Para ese momento el régimen de Boyer se había transformado de un gobierno liberal y progresista a una dictadura con graves problemas económicos y resistencia interna en su territorio original. Así, se une al movimiento revolucionario haitiano denominado La Reforma que derrocó a Boyer en febrero de 1843, colocando a
Charles Herard en la presidencia de Haití.

Duarte encabezó dicho movimiento en la ciudad de Santo Domingo, desempeñando un papel decisivo que lo convierte en el líder político principal de los dominicanos. Pero delatadas las actividades independentistas de los trinitarios, el nuevo presidente Herard encabeza una ocupación militar de las provincias dominicanas con el objetivo de desarticular al liderazgo separatista.

Matías Ramón Mella y los hermanos Ramón y Pedro Santana son apresados y conducidos para Haití, mientras que Francisco del Rosario Sánchez se esconde y hace propalar la especie de su fallecimiento.

Es en esta circunstancia que Duarte tiene que abandonar el país de manera clandestina hacia
Curazao, donde le sorprende la noticia de la muerte de su padre el 25 de Noviembre del 1843. Entonces, en una emotiva carta, Duarte le indica a su madre vender el negocio familiar para financiar la revolución independentista.

En su ausencia, Sánchez realiza una alianza con el sector separatista conservador encabezado por
Tomás Bobadilla y Buenaventura Báez, surgiendo el Manifiesto del 16 de enero de 1844, que culminó con la declaración de la independencia el 27 de febrero de ese mismo año.

Duarte regresó a Santo Domingo el
15 de marzo de 1844 cargado de las armas que había comprado en Curazao con el dinero de su propia familia, siendo recibido apoteósicamente como "Padre de la Patria" y designándosele general del ejército y vocal de la Junta Central que gobernaba la naciente república.
Duarte tenía un definido concepto de la
nación dominicana y de sus integrantes. En esa época redactó un proyecto de constitución que dice con claridad que la bandera dominicana puede cobijar a todas las razas, sin excluir ni dar predominio a ninguna. Su concepción de la República era la de un patriota republicano, anticolonialista, liberal y progresista.

Enviado a combatir al ejército haitiano, entra en contradicciones con Pedro Santana, quien era jefe del ejército del Sur y uno de los principales caudillos del sector conservador, de tendencias colonialistas y anexionistas.

Como dicho sector se había adueñado del poder y tenía mayoría en la
Junta Central Gubernativa para imponer la conversión del país en un protectorado francés, Duarte encabezó junto a Sánchez un golpe de estado que destituyó a Bobadilla y sustituyó los miembros conservadores de la Junta por otros liberales que como él eran opuestos a toda anexión o protectorado.

Esta nueva
Junta Central Gubernativa, encabezada por Sánchez, envió a Duarte y a Mella a la región Norte a obtener el apoyo de los pueblos cibaeños. El ejército del Norte proclamó a Duarte como Presidente de la República, pero Santana protestó contra esto y apoyándose en el ejército del Sur que comandaba, entró a la ciudad de Santo Domingo y disolvió la Junta de Sánchez, creando otra presidida por su persona e integrada en su totalidad por personas afines a su sector político social.

Sintiéndose dueño de la situación, Santana dispuso el apresamiento de Duarte, quien se dejó apresar rehusando apelar al ejército del Norte para evitar una guerra civil que pudiera ser aprovechada por el enemigo haitiano. Santana declaró a Duarte, Sánchez, Mella y otros líderes trinitarios como "traidores a la Patria" y los desterró "a perpetuidad" del territorio de la República Dominicana.

Tras una breve estancia en Hamburgo, se trasladó a Venezuela, donde su familia completa, ahora sumida en la miseria, había sido desterrada por Santana.

En
Caracas le sorprende la noticia del fusilamiento de la líder interna de los trinitarios, María Trinidad Sánchez, el 27 de febrero de 1845. Asumiéndose culpable de esta muerte, y rechazando la idea de alentar una guerra civil, Duarte desaparece de la vida pública, internándose en la selva venezolana, radicándose en la ciudad de Angostura (hoy Ciudad Bolívar), donde pierde todo contacto con amigos y familiares durante más de quince años.

Cuando Santana, en connivencia con el gobernador español de la isla de Cuba, declara disuelta a la República Dominicana y proclama la Anexión de la República Dominicana a España en 1861, Duarte reaparece en Caracas para organizar junto a su hermano Vicente Celestino Duarte una pequeña expedición que desembarca en Montecristi (1864) para ponerse a las órdenes del gobierno restaurador en armas de Santiago de los Caballeros. Este gobierno decidió nombrarlo su representante en el exterior con la misión de obtener apoyo de Venezuela y las demás naciones americanas en la lucha militar contra España.

Duarte sale de nuevo a Venezuela en 1864, dedicándose a su misión hasta que lo relevan de la misma. Lograda la Restauración de la República (1865), Duarte se quedó con su familia en la ciudad de Caracas, subsistiendo de una fábrica de velas hasta su fallecimiento el 15 de julio de 1876.

Sus restos fueron trasladados a suelo dominicano en
1884, por el gobierno de Ulises Heureaux (Lilís), que lo había declarado Padre de la Patria junto a Sánchez y a Mella.